En 1989 se estreno la película de animación que inaguraría una nueva edad de oro en el campo de la animación cinematográfica: La Sirenita (Ron Clemens & John Musker). La Sirenita se convirtió en el título más importante del nuevo estudio Disney, gracias a un elevado nivel técnico, pero gracias también al elaborado trabajo que demandó el apartado musical, con la colaboración de dos compositores que habían alcanzado el éxito años antes en las calles de Broadway con la obra La Tiendita del Horror.
El compositor Alan Menken y el letrista - tristemente fallecido antes de poder ver acabados sus dos últimos trabajos: La Bella y la Bestia y Aladdin - Howard Ashman, consiguieron que La Sirenita recuperara un estilo de composición de características sinfónicas ya olvidadas. Junto a una interesante utilización de las canciones, la excelente factura del trabajo musical propicia un doble reconocimiento de cara a los Oscars, llevándose la codiciada estatuilla en sus dos categorías, a mejor música y a mejor canción.
Aparte de que se mueve en un contexto principalmente acuático, la banda sonora para "La Sirenita" tiene esa frescura que supone el ser la primera de las colaboraciones entre el duo Menken/Ashman y la Disney. Las canciones son espléndidas y muy pegadizas, y el score, pese a que Menken no contara con una gran orquesta para su grabación, también resulta digno de destacar.
Lo mejor las canciones es, sin duda, escucharlas dentro del contexto de la película, ya que resulta mucho mejor al contar con las coreografías que los siempre competentes artistas de la Disney prepararon para ellas.
Algo que se lleva a su máximo extremo en la canción más conocida del disco, la simpar "Under the Sea", en la que a través de una espectacular y divertida coreografía submarina, el cangrejo Sebastián, con la voz de Samuel E. Wright, trata de quitar a Ariel sus ideas sobre nuevos mundos allende las olas. La puesta en escena es sencillamente genial, y la canción es de ésas que se te pegan por mucho que intentes evitarlo. No por nada fue galardonada con sendos Óscar y Globo de Oro a la Mejor Canción
La película, que muchos tachan de ñoña, tiene un número musical que personalmente me fascina "les Poissons", divertido y sádico a la vez, en el que un alocado cocinero se enfrenta a la dificil tarea de intentar cocinar un cangrejo... Vivo!.
Aprovecho esta pieza para reivindicar el doblaje sudamericano de la película, sencillamente genial, y que supera con creces el realizado en España algunos años después.
También merece ser destacada la canción-tema de la malvada Úrsula, "Poor Unfortunate Souls" (interpretada en su versión original por Pat Carroll), sobre todo la dramática parte final en la que aparece el tema principal a modo de un desgarrador canto de sirena, mientras Ariel pierde su voz a cambio de unas piernas.
Evidentemente este video es una paródia, realizada en Mexico, del original. Pero considero que es lo suficientemente petarda y grosera como para hacerle justia a la actriz que tomaron como modelo para crear a Ursula: Nuestra idolatrada y añorada Divine.